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El mundo se enfrenta a retos como el cambio climático, el crecimiento de la población y una sociedad más exigente que obligan a redefinir el modelo de explotación láctea viable del futuro. Por otro lado, los productores lácteos deben afrontar los efectos de la disminución de la disponibilidad de mano de obra cualificada a lo largo de una cadena de suministro cuyos costes están sometidos a una creciente presión alcista.
En el caso de las grandes explotaciones lácteas, los retos son aún mayores. A medida que las explotaciones crecen, ya no basta con duplicar procesos, trabajar más duro o acometer ampliaciones. Es fundamental encontrar formas de usar de forma eficiente unos recursos cada vez más escasos mientras se retiene al personal cualificado y se garantiza la conformidad normativa.